jueves, 5 de marzo de 2015

Cuando la ausencia del juego, pone en juego la crianza.

Amo viajar y conocer culturas distintas, rituales, significados, modismos y afortunadamente de tanto en tanto tengo la suerte de hacerlo.
Hace poco tiempo, tuve oportunidad de conocer un lugar en el mundo que aún conserva ritos antiguos. 
Se trata de un lugar donde hay "nanas" como las que aparecen en las películas, esas señoras gigantes, muy matronas que además de ayudar a la "Señora de la casa" se encargan de la crianza de los niños. Y sí, se encargan de criar a los niños.

Un lugar en el mundo que aunque no es gris y cuenta con paisajes naturales maravillosos... pareciera haber perdido una de las maravillas más sanas y naturales del mundo y las personas: la capacidad de juego.
Resulta curioso ver a los adultos con una seriedad suprema, una capacidad de distracción muy baja y una flexibilidad casi nula.
En ese mundo, los niños casi no se ven jugando y cuando salen, están apiñados en filita detrás de las "nanas". Serios, cabizbajos. 
No hay lugar ni margen para lo diferente. 
Lo que aparece como tal es señalado y dejado de lado.
Acaso no es eso una manera de hacer bullying?
Uno podría preguntarse... dónde quedó el juego (especialmente el creativo) en ese lugar? Dónde están los padres de esos niños? y posiblemente... no se encuentren respuestas,  o al menos no, las que estamos buscando.

Me resulta un poco extraño que esto suceda en el 2015, pero así es.
En esa oportunidad también me tocó participar de muchos eventos, que eran "sin niños" y si por "mala fortuna" aparecía alguno, como por arte de magia se sentía tan excluído que... o rompía en llanto o no paraba de desordenar los lugares que claramente no eran a prueba de niños. Eran lugares sombríos, serios  y tan estructurados que cualquier persona podía notar la ausencia de cualquier objeto de la escena. A qué niño le gustaría jugar en el castillo de la bruja de Blancanieves?

Frozen. La niñez quedó freezada allí.
Si pensamos que los niños, lo son para jugar y aprender a través del juego. Si entendemos que los bebés necesitan de su madre, del apego, del porteo, de estar cerquita del corazón y del cuerpo de la madre, de la lactancia, del contacto. Qué pasa entonces en esta sociedad de este lugar tan particular que me tocó conocer? Allí donde la crianza y el contacto piel con piel fue delegado por completo a un otro que también camina por las calles cabizbajo, con un uniforme que marca la diferencia entre el amo y el que va por detrás.

Me pregunto si estas señoras no saben que los niños copian todo de aquél que los cría.

Me llamó tanto la atención lo que viví en ese lugar, que necesité tomarme un tiempo para procesar la experiencia y escribirla.

Teoricé sobre el juego, la falta de él en un pueblo y cómo incide eso en la cultura. Demás está aclarar que pregunté sobre la existencia de doulas, matronas, psicólogas perinatales... y nada de eso existe. Nuevamente aparece aquí el "no hay lugar para lo diferente".

Dentro de mis cuestionamientos e interrogantes, me quedé pensando en como la ausencia del juego, pone en juego la crianza.

Lic. Carolina Sujoy 
Coordinadora Comunidad Mamá Hamaca
comunidadmamahamaca@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario