jueves, 27 de agosto de 2015

¿Cuánto conocés a tu niño interior?


Me  llegó este video por distintas vías y me  pareció espectacular. Entonces, Te propongo un juego. 
Tomate unos minutos y miralo.
Cuando termines de verlo contestá el siguiente cuestionario:
1)  ¿qué te despierta? 
2) ¿Qué te genera? 
3) ¿Alguna situación te resultó familiar? 
4) ¿ Te identificás con alguno de los adultos?
5) ¿Qué te parece lo que sucede al final?
6) ¿Qué estás esperando entonces para volver a jugar?

Que lo disfrutes!
Lic. Carolina Sujoy
Comunidad Mamá Hamaca






martes, 18 de agosto de 2015

Re - lactancia como ese espacio de recuperación de la lactancia...

"Nació prematuro" 
"No tenés suficiente leche"
"Esto con una mamadera se soluciona rápidamente"
"tu leche no lo satisface" 
"Se queda con hambre" 
"no puede ser que no duerma de corrido toda la noche, dale una mamaderita y vas a ver"
"¿Va a tomar teta hasta la colimba?"
"¿Qué edad tiene? ¿Todavía toma teta?"
"¿Lactancia hasta qué edad? Noooo, estás loc@!"
"¿Tu bebé no toma Gaseosa ni leche chocolatada?"


¿Cuántas veces escuchaste alguna frase de estas? 

Pareciera ser que está institucionalizado y naturalizado el  hecho de que los bebés anden por la vida con una mema cargadita de alguna gaseosa cola pero si se trepan de la teta de  mamá y ya pueden caminar, tienen dientes y además comen.... todos desenfundan el dedito acusador, listos para señalar y acompañar todo tipo de opiniones de las más variadas, con tono de juicio y de verdad absoluta.

Señoras y señores de dedito acusador, les tengo malas noticias... 

la única verdad en lo que a la lactancia se refiere, la tiene cada mamá con su bebé y diría más... cada mamá con cada uno de los bebés que tiene, con el acuerdo y aval de su pareja (si es que la hay).

Según la OMS "La lactancia materna es la forma ideal de aportar a los niños pequeños los nutrientes que necesitan para un crecimiento y desarrollo saludables. Prácticamente todas las mujeres pueden amamantar, siempre que dispongan de buena información y del apoyo de su familia y del sistema de atención de salud"

Me detengo aquí.

Buena Información
Apoyo de la familia y del sistema de atención

El 90% de las personas que consultan cuentan con información insuficiente o se atienden con profesionales de la salud, que cuentan con información insuficiente  y esa falta de información, lamentablemente lleva a que las opiniones de los demás, carentes de cualquier  evidencia científica y real, concreta y tangible, rellenen las lagunas y vacíos  y lleven a tambalear el apoyo de la familia pero especialmente el espacio de lactancia de muchas mamás con sus bebés. 

Vamos con otro dato...

La OMS recomienda la lactancia materna exclusiva durante los primeros  seis meses de vida, la introducción de alimentos apropiados para la edad y seguros a partir de entonces, y el mantenimiento de la lactancia materna hasta los 2 años o más.

¿Por qué será que nuestro entorno a veces hace oídos sordos a esto no? 

El otro día una consultante me decía entre lágrimas que hubiera deseado darle la teta a su bebé que ahora tiene 6 meses y que nació prematuro. Desde entonces estamos trabajando conjuntamente la puericultora, ella y yo para que esto sea posible.
Porque sí, es posible relactar. Y si es posible relactar, también es posible lactar en un primer momento. 
Siempre que exista el deseo y que los factores estresantes del entorno lo permitan.

Para que la lactancia materna sea posible hacen falta que se den algunas cuestiones pero fundamentalmente, que estemos rodeados de un entorno cuidado, respetuoso, de profesionales idóneos, respetuosos que nos alienten y motiven a lograr este cometido más allá de los prejuicios y combatiendo las barreras de la desinformación.

En el caso de esta consultante, trabajamos sobre su deseo, sobre su conexión piel con piel con este bebé, sobre la nutrición amorosa más allá del alimento y empezamos a trabajar la inducción.

¿Qué es la inducción?  es un proceso por el cual se estimula a una mamá para que empiece a producir leche ya sea para un bebé adoptado, para una maternidad subrogada, en una pareja de madres o porque por alguna razón médica no se pudo continuar con la lactancia materna en un momento determinado pero se desea retomarlo.

Muchas de estas experiencias son poco conocidas y están en vías de desarrollo sin embargo, cada vez hay más mujeres que se animan a ir por su lactancia o la recuperación de la misma. Adjuntamos un video de que es posible, pero es necesario sí o sí la interconsulta con profesionales serios que puedan sostener y acompañar, asistir y pendular conjuntamente con las madres que buscan lograr y/ o retomar la lactancia. 

Para que la lactancia materna y en aquellos casos necesarios, la inducción prospere son necesarias una serie de condiciones básicas:

  • Que la madre tenga un fuerte deseo de amamantar al niño.
  • Que tenga confianza en sí misma, en su capacidad de producir leche.
  • Que tenga acceso a información y conozca el funcionamiento del proceso.
  • Que no existan patologías de la madre que puedan afectar a la capacidad de producir leche.
  • Que la estimulación del pecho y el pezón sea correcta.
  • Que la madre disponga de un buen sistema de apoyo, que la ayude y refuerce su confianza.
E insistimos con un tema... la duración de cada lactancia con cada hijo, dependerá de lo que esa mamá y ese bebé decidan, no de lo que señale el entorno como norma... porque a esa norma, le pasó como a seguro... que se lo llevaron preso.
Lic. Carolina Sujoy
Psicóloga Perinatal
Coordinadora Comunidad Mamá Hamaca




http://www.who.int/topics/breastfeeding/es/
http://albalactanciamaterna.org/lactancia/tema-2-como-superar-dificultades/como-relactar-o-inducir-una-lactancia/

jueves, 23 de julio de 2015

¿Criar rodeado de Profesionales respetuosos o no?

A simple vista quizás resulte dificil precisar cuál es la diferencia que existe entre criar a nuestros hijos rodeado de profesionales respetuosos respecto de aquellos que no lo son.
Sin embargo, consultando a muchas parejas de padres que han venido a nuestras comunidades, grupos y espacios, aparece como preocupante la travesía que han realizado hasta llegar a dar con tal o cual pediatra, tal o cual psicólogo, tal o cual médico.
Pareciera que se ha perdido la figura del médico clínico, pediatra o de familia, centralizador de las problemáticas, dudas y cuestiones de cada familia y derivador a profesionales de su confianza. Escribo pareciera, porque si uno busca bien, encuentra... pero hay que animarse a buscar, recorrer, darse cuenta lo que sí o lo que no es adecuado, cuestionarlo y volver a empezar. Y es cierto que en épocas como la actual donde la moneda corriente es la inmediatez, esto puede dejarse de lado. 
Hay mucha intervención innecesaria dando vueltas y quizás por falta de información, conocimiento, miedos o prejuicios, uno deja que esas intervenciones se sucedan como si fueran naturales cuando no lo son ,y ello afecta a los verdaderos procesos naturales de la vida, de cada cuerpo, de cada uno.
No es necesario que uno esté 100% de acuerdo con lo que cada profesional que consulta, predica. Sin embargo lo que es fundamental y realmente importante es la mirada de ese profesional sobre lo que uno está llevando a consulta. La lectura que ese profesional hace de lo que le estamos planteando,  y el plan de acción que posteriormente propone (o calla pero activa a su modo, si es un psicólogo) para que ello mejore, deje de doler y permita el libre discurrir del consultante.
Es necesario que esa mirada esté libre de prejuicios.
Caso contrario, la  lactancia natural, la artificial, el colecho, el manejo de los berrinches, la educación resultan ser esos temas que transforman cada encuentro (mejor dicho desencuentro) en un programa televisivo de debates entre todos los que intervienen. Arranca en  la pareja parental en sí y luego cada uno de ellos con los de afuera. Porque hay algo clarísimo: ante la m/paternidad,  el contexto, los pares, la familia, todos los demás se transforman en expertos en la crianza que nosotros elegimos y sin ningún tapujo indican con el dedito índice lo que está bien de lo que no lo está. 
Es así como  aparece un amigo soltero que indica cómo se maneja con sus sobrinos, o la puericultora que amenaza con el "no te sale leche, le damos complemento", o  el pediatra pro lactancia que hace connivencia con la madre o el que desteta al mes 2 e introduce fórmula y genera camarilla con el padre que cree que de algún modo vuelve a recuperar "sus tetas" (aclaro las comillas porque las tetas son de la madre y es necesario que haga todo un proceso personal para reubicarlas en un plano erótico). Llega a nuestra vida el "vacunador oficial de la selección" transformando a nuestro hijo en un colador de pastas o aquel que no vacuna para nada. Banderas cuasi políticas de "si al colecho" versus aquellos que desenfrenadamente se esfuerzan por depositarlo en la cuna diciendo "Tiene que aprender a dormir solo". 
También está aquel al que no le importa nada, pero estamos hablando de crianza respetuosa y búsqueda de profesionales respetuosos y  para respetar, es necesaria la consideración, la empatía así que por hoy dejaremos afuera a los que no les importa nada. 
Entonces, respecto de todos esos temas la postura es ni si, ni no, ni blanco ni negro.
Del equilibrio, nadie habla.
De un lugar intermedio, nadie habla.
Y volvemos a la búsqueda del péndulo, del pendular de la m/paternidad que siempre tratamos de transmitir desde nuestro Equipo.
Del caso por caso, de que en esto no hay máximas colectivas ni manual de instrucciones que uno pueda googlear en cinco minutos para aprender cómo funciona.
Volvemos entonces al equilibrio, al péndulo.
Pendular es el movimiento de oscilación que una cosa hace de un lado para otro. Es fundalmentalmente MOVIMIENTO entonces para poder pendular y buscar el equilibrio en la crianza respetuosa, la lactancia, el sueño infantil, la educación, los profesionales es necesario MOVERSE, recorrer, buscar, cuestionarse, disentir y seguir buscando hasta encontrar. Porque hay profesionales empáticos, respetuosos y muy cuidadosos. 

Hace unas semanas una paciente llegó indignada porque había tenido una consulta con la 5ta. pediatra para su hija de casi 2 años. La señora que la atendió, una persona bastante mayor con movilidad reducida, tenía un consultorio antiquísimo, con juegos que datarían del 1900 y luego de tenerla una hora en consulta, le comentó que los próximos pasos a seguir eran dos encuentros de una hora cada uno con su hija, para observarla durante una hora de juego. Ingenuamente le pregunté "esa pediatra es psicóloga infantil? Consultaste por algo que notás en tu hija que te parece inadecuado?" Ante ambas preguntas me contestó que no. Le pregunté cómo se había sentido y la palabra que no apareció nunca fue "respetada". Esta profesional dio indicaciones sobre lactancia, sobre crianza, colecho. NO A LUGAR.

Otros se presentan angustiados porque frente a situaciones de estrés o tensión, sus médicos desaparecen, no contestan. NO A LUGAR, menos aún con padres primerizos.

Hay infinidad de ejemplos de este estilo, también los hay de violencia obstétrica, de destratos en general porque no pueden ni calificarse de malos tratos.

Pero también hay ejemplos de los otros. Hay profesionales contenedores, tranquilos, que sostienen, explican y construyen lazos a largo plazo con padres, niños y  familias y desde ese lugar respetan la decisión de cada familia, aconsejan si ese es su rol o acompañan bailando la danza de la crianza y pendulando en la búsqueda con ellos.

No hay manual de instrucciones, pero lo que sí hay es manual de intenciones y es ahí donde se diferencia estar acompañado por profesionales respetuosos respecto de los que no lo son.

A buscar, a pendular y a encontrar cada zapatero para su zapato y así acompañar a nuestros hijos potenciando lo mejor de ellos.


Lic. Carolina Sujoy
Psicóloga Perinatal - Psicoanalista
Coordinadora Comunidad Mamá Hamaca

martes, 21 de julio de 2015

El misterio oculto detrás de las pantallas


Desde hace algunas semanas, me interrogo respecto del lugar que estamos eligiendo diariamente que ocupen las pantallas en nuestras vidas.
Pareciera ser que necesitamos de ellas pero a la vez hay  tantas, de tantas formas, tan variadas,  que marean,  porque además irradian un magnetismo invisible que atrapa y a la vez aleja.
Atrapan, captan, fascinan
Atraen, encantan... y porqué no... obnubilan.
Entonces pareciera repetirse al infinito un ritual donde se toma el dispositivo, se lo mira por un largo rato, luego se lo deja a un costado y a los cinco minutos cualquier excusa es válida para volver a mirarlo. Y luego otra vez, y otra vez más.
Como si fuera un espejo... pero ¿qué espeja?
Pareciera no importar con quién estamos, ni lo que estamos haciendo. Profesores dando un curso, padres en el supermercado con sus hijos, cuidadores cruzando la calle con niños o ancianos.
Cada vez hay más aplicaciones, más funcionalidades, más comodidades y prestaciones para que uno se dedique todo el día a explorar su pantalla y a la vez haga el mínimo esfuerzo posible por interactuar fuera de ella.
No hace falta ir a la hemeroteca para buscar una nota, ni a la biblioteca para chequear información antiquísima. Tampoco hace falta moverse de casa para estudiar una especialización Internacional.
Estas facilidades enamoran y atrapan.
 ¿Cuántas veces mirás una pantalla por día?
¿Muchas no?
Entonces ahí es donde ese magnetismo deja de enamorar y aleja.
Aleja de uno, de los demás y de alguna manera pareciera construir muros imaginarios cada vez más altos, transformándose en una torre de babel donde los diálogos se esfuman y cada interlocutor se maneja con lenguaje que por momentos parece un balbuceo. Los tiempos de respuesta aún cuando emisor y receptor se encuentren en un mismo lugar, son lentos porque cada uno mira su pantalla y no aparece la pantalla compartida.
O sí, y por lo general es la de alguno de los dos que le muestra al otro alguna imagen (foto, video) de su dispositivo.
En una parada de autobús, en un restaurant donde hay una familia sentada,  al menos dos integrantes (no necesariamente adolescentes) están observando sus pantallas.  En discusiones de pareja, de repente uno  toma su celular y la discusión termina, pero también finaliza allí cualquier posibilidad de continuidad de diálogo y esa situación queda vagando en un límite difuso entre lo real y lo virtual.
Viajes, eventos especiales, nacimientos, todo debe quedar grabado rápidamente en video, retratado en una foto para luego ser mostrado a alguien.
¿Y el disfrute? ¿Y cómo es esa vivencia del aquí y ahora? ¿Qué impacto tiene?
Estamos siendo testigos de un cambio de paradigma, un choque de placas tectónicas que como tal, genera un movimiento muy grande, dificil de medir incluso su impacto en lo inmediato. Claro está que la forma de relacionarse está cambiando pero es importante estar atentos a no desbalancear favoreciendo las posiciones extremas.
Hace algunos años nada más, estas mismas situaciones eran diferentes, convocantes.
Cuando un familiar volvía de un viaje, todos los demás acudían a darle la bienvenida para escuchar sus relatos y sus aventuras y desventuras.
Cada situación tenía su tiempo.
Las fotos se llevaban a revelar a una casa especializada, tardaban unos días y la intriga que se generaba en este proceso,  aún le debe seguir dando cosquillas en el estómago a más de uno.
Cada situación tenía su proceso y cada proceso implicaba tiempos.
Tiempos que hoy se tornaron en inmediatos y con ello las relaciones.
Ahí es donde es necesario buscar el equilibrio, pendular.
Comprender quizás que estas pantallas son maravillosas si son utilizadas equilibradamente y en su justa medida.
Si se las considera como instrumentos y se está atento a que no se transformen en  dispositivos que nos ocultan, nos hacen sombra, nos tapan, nos alejan.
Es notorio como ésta, es una temática que preocupa no sólo por el uso que le damos los adultos sino por lo que sucede con los niños también.
Ayer leía una nota del Diario La Nación que hablaba sobre las adicciones que están generando las pantallas en los niños, la falta de reglas por parte de los adultos y cómo el uso excesivo de pantallas en niños muy pequeños puede afectar su modalidad de relación con el mundo. Hay que tener presentes que cuando un niño observa una pantalla, eso que observa es él interactuando con una pantalla, y el  diálogo (si lo hay) es interno. En el mundo real, se observa interactuando con otros, aprendiendo de otros, compartiendo o no con otros. El diálogo (si lo hay) es con otros.
Ahora bien... qué pasa cuando un bebé/niño pequeño que observa inocentemente el mundo comienza a  interactuar y  sus primeros otros sólo observan pantallas, le muestran pantallas y le juegan con pantallas?
¿Qué es lo que va a intentar hacer?
¿Cómo desarrollará su inteligencia emocional, social, su creatividad? ¿Será igual si se lo estimula con masa o pinturas caseras que si se lo hace con un juego que bajamos de la tienda de uno de los dispositivos móviles?
Ahí nuevamente resulta necesario recordar que la m/paternidad se nos aparece como  un arte del columpio, del balanceo, del pendular, como la búsqueda constante de aquello que mejor potencie las cualidades de nuestros hijos.
Como la posibilidad de hamacarse en la vida junto con ellos, conectando, interactuando, descubriendo, recuperando (y porqué no, desempolvando) la capacidad de asombro pero por sobre todo,  re - aprendiendo de que siempre se puede empezar a reglar un juego, en este caso el juego de pantallas que por no tener demasiadas reglas, aleja, hipnotiza y desbalancea.
Reglar para balancear y tomar esas reglas como las Flores de Narciso que a modo de recordatorio nos permitan "entrar y salir" de las escenas que involucran pantallas, sin quedarnos absortos, adheridos y a la vez alejados de todo aquél que nos rodea.

"Cuenta el mito que entre las jóvenes heridas por el amor de Narciso  estaba la ninfa Eco, quien había disgustado a Hera y por ello ésta la había condenado a repetir las últimas palabras de aquello que se le dijera. Por tanto, era incapaz de hablarle a Narciso por su amor, pero un día, cuando él estaba caminando sólo  por el bosque,  preguntó «¿Hay alguien aquí?» y Eco respondió: «Aquí, aquí». Repitiéndose hasta el infinito. Para Narciso resultaba imposible divisarla entre los árboles y gritaba "Ven" y allí, ella después de responder: «Ven», salió de entre los árboles con los brazos abiertos. Sin embargo,  Narciso cruelmente se negó a aceptar su amor, por lo que la ninfa, desolada, se ocultó en una cueva y allí se consumió hasta que sólo quedó su voz. Para castigar a Narciso por su engreimiento, Némesis, la diosa de la venganza, hizo que se enamorara de su propia imagen reflejada en una fuente. En una contemplación absorta, incapaz de apartarse de su imagen, acabó arrojándose a las aguas. En el sitio donde su cuerpo había caído, creció una hermosa flor, que hizo honor al nombre y la memoria de Narciso."

Lic. Carolina Sujoy

Psicóloga Perinatal - Psicoanalista
Coordinadora de Comunidad Mamá Hamaca







Bibliografía
http://www.lanacion.com.ar/1811262-los-efectos-negativos-de-las-pantallas-en-ninos-y-adolescentes
http://redsalud.uc.cl/ucchristus/MS/RevistaSaludUC/GuiaPediatrica/ninos_frente_a_la_pantalla.act
http://www.upsocl.com/comunidad/esta-potente-campana-muestra-lo-que-tu-hijo-ve-cuando-eres-adicto-al-celular/
https://es.wikipedia.org/wiki/Narciso_(mitolog%C3%ADa)

viernes, 22 de mayo de 2015

Reencuentro con lo femenino ancestral cuando algo cesa: La menopausia

Me tomé mi tiempo para volver a escribir tras la última entrada. Seguramente porque pasaron mil cosas o porque, como leí en otro blog, vivimos muy ocupados.

La realidad es que cada letra de este blog lleva un pedacito de historia, de lo que sucede en el consultorio, de los interrogantes que se me plantean a mí como persona, como mamá, como hija, como profesional o que traen las distintas tribus de mamás que coordino.

Desde hace unos días que me ronda en la cabeza un tema que aunque no responde directamente a la temática de este blog, guarda alguna relación con él: La menopausia.

Resulta que hace unas semanas, derivada por una mamá de una de las tribus llegó a mi consultorio una mujer entrando en la menopausia. Se presentó muy asustada, llena de preguntas, incertidumbres y cambios en su cuerpo que iban más rápido que lo que ella podía procesar. Describió sofocones, golpes de calor, cambios abruptos del humor y por momentos, unas ganas incontenibles de llorar pero por alguna razón aún no podía hacerlo. 

La precisión en su descripción me hizo acordar a la de muchas mujeres embarazadas. Sin embargo, la diferencia aquí estaba marcada por su mismo nombre. 

Menopausia
Mens: algo mensual
pausi: que cesa. 
Algo mensual que cesa... que termina...

Este cuerpo desde muy temprana edad se venía abriendo al mundo de la fertilidad, y en una danza cósmica y poética se despedía mensualmente de ella.
En este cuerpo, algo cesa.
Y es precisamente esa posibilidad y con ello se presentifican una serie de síntomas que acompañan a un profundo dolor. 

Este dolor duele y se arraiga en lo más profundo del ser mujer en el mundo. Arrasa con todo lo conocido y abre el juego a un sin fin de posibilidades que variarán en cada mujer pero frente a lo que es necesario nuevamente, el acompañamiento de la tribu.

Hamacarse y pendular una vez más con aquello que nos plantea la vida.

No es sino en manada, el lugar desde donde se podrá transitar  y compartir este duelo y salir de él en una versión renovada, femenina, sutil, etérea, más sabia.

Licenciada Carolina Sujoy
Psicóloga 
Coordinadora Comunidad Mamá Hamaca














Referencias[editar]

  1. Volver arriba Diccionario de la lengua española. Consultado el 8 de marzo de 2014.
  2. Chedraui P, Pérez-López FR, Mendoza M, Leimberg ML, Martínez MA, Vallarino V, Hidalgo L. Assessment of self-esteem in mid-aged women.


lunes, 20 de abril de 2015

Ectopía - La enseñanza de aquello que quedó fuera de lugar

Llevo varios días intentando articular una experiencia muy personal y dolorosa que aún tarda en cicatrizar.
Me pregunto qué es lo que despertó a ese dragón interno que tenía adormecido y no creo que haya sido alguno de mis príncipes...
Es probable que algo de lo que escucho en el consultorio o  los textos que estoy leyendo en mi formación, las experiencias de partos, embarazos, los dolores de otros y sentirlos como propios aún sabiendo que no lo son.
Tal vez estudiar sobre las situaciones de dolor en donde algo o todo queda fuera de lugar y nos deja fuera de lugar a nosotros, nos desencaja, ... hasta que volvemos a nuestro eje.
O  porque como consigna de esta semana con toda la Comunidad de Mamá Hamaca, decidimos hablar de "la búsqueda del embarazo".

Sea como fuere me pregunto
 ¿Qué nos motoriza? ¿Cómo surge? ¿Cuándo? 

En lo personal creo que hay un momento en la vida de toda mujer en donde pareciera que algo florece, que su fruto interno está lo suficientemente maduro y  le indica  que éste es el momento de empezar a buscar su primer embarazo, su primer bebé. 
En ese momento algo sucede, 
Hay algo que cambia.  
Este cuerpo, este "ser mujer en el mundo" se empieza a metamorfosear.
Algo cambia en esa mujer, en sus emociones, en su forma de mirar la vida, de dirigirse a los otros, especialmente a su pareja. 
Quizás porque empieza a imaginar el nido, a construirlo, a ilusionarse, a caminar en puntas de pie por la vida como si todas las estaciones fueran primaverales y si ella se deslizase por un colchón de algodón, flotando en cada uno de sus pasos.
La levedad de su ser se torna soportable, liviana, feliz.
Flota, y en el aire deja una estela de vida, esperanza, luz.
A veces, lo que esta mujer no sabe -y es saludable que así sea -  es que ésta búsqueda es un camino que atraviesa bifurcaciones y que puede tomar direcciones que no eran las planeadas e imaginadas, frente a las cuales resulta fundamental que apele a sus recursos resilientes.(*) 
En el mejor de los casos esta búsqueda puede conducirla a un final feliz. 
En los demás, puede que la lleve a encontrarse con  experiencias más o menos frustrantes, dolorosas, "cuesta arriba", en las que será fundamental que tome coraje, respire profundo, apoye los brazos con fuerza y se vuelva a levantar. 
Una y otra vez.
Varias veces.
Quizás en muchos momentos se sienta muy cansada y desganada.
En esos casos, deberá esperar a que sea el momento apropiado de salir de su guarida para volver a empezar.
Hasta que aparezca el camino que está buscando.
Hasta que algo se emplace y lo haga en el lugar correcto.

Hablar de emplace, enclave, lugar correcto,  hace suponer que puede haber alguna situación que no sea así. En la que algo esté emplazado en un lugar distinto al esperado... quizás por eso hoy tengo ganas de hablar de ese embarazo desubicado, descolocado... llamado Ectópico. 

Nadie habla de él y yo lo descubrí abruptamente cuando empecé a buscar mi primer embarazo. Son esos embarazos que se suceden y no tienen final feliz pero mientras tanto ocurren silenciosos y te llevan a deslizarte por la vida flotando, con una mirada de amor pleno, imaginándote la panza y su evolución, acariciándola tímidamente, empezando a juntar ramitas de ilusión para armar el nido.

Algo es ectópico cuando está fuera de lugar. En el caso del embarazo ectópico (del griego  ἐκ, "fuera", y τόπος, "lugar") el óvulo fecundado se desarrolla fuera del útero, puede ser en las trompas de Falopio (embarazo tubárico, el más frecuente), en un ovario, en el canal cervical, la cavidad pélvica o la abdominal (los menos frecuentes). El embarazo ectópico debe ser detectado e interrumpido lo antes posible porque representa riesgo de vida para la madre. Puede confundirse muy fácilmente con un embarazo tradicional porque los síntomas de ambos son muy parecidos. Mientras el óvulo fecundado continúa su desarrollo aún cuando lo hiciera en las Trompas, la mujer puede presentar retraso de su período, náuseas, mareos, vómitos y el test de embarazo dar positivo. Es por eso que es importante la primera ecografía transvaginal  y la evolución de la subunidad Beta en un período corto de tiempo. Ambos estudios permiten una detección precoz y una acción rápida por parte del cuerpo médico para evitar mayores riesgos.

Ojalá hubiera sabido esto antes.

Todo fue muy abrupto, traumático, doloroso pero de repente apareció una red que hasta entonces parecía invisible que venía dispuesta a sostenerme frente  a eso oscuro, de las profundidades, de lo siniestro que se había presentificado ante mí.

El sostén y cobijo de las palabras de la tribu de mujeres que empezaron a contarme su historia o la de su amiga, hermana, prima, tía en la que algo similar había sucedido.

Me invadió entonces y gracias a eso,  la necesidad de resurgir de las cenizas por respeto a esta tribu que se abría ante mí, de capitalizar  esos secretos ocultos en la Caja de Pandora que se me ofrecían para ayudarme a sanar.

Felizmente uno saca fuerzas para enderezarse de a poco, a pesar del dolor, del color de la piel que se tiñe de más oscuro, de color profundo, de mar de lágrimas y con el tiempo logra levantarse y darle revancha al desubicado hasta que algo se emplaza en el lugar correcto.


Lic. Carolina Sujoy
Coordinadora Comunidad Mamá Hamaca
comunidadmamahamaca@gmail.com




  1. (*) Resiliente deriva de Resiliencia y es la capacidad que tenemos de sobreponernos a períodos de dolor emocional y situaciones adversas.
  2. The Mandala Journey - Amy Swagman
  3. Botella Llusiá, José; José A. Clavero Núñez (1993).Tratado de Ginecología 14ª edición). Ediciones Díaz de Santos. ISBN 8479780924.
  4. MedlinePlus (febrero de 2008).«Embarazo ectópico»]. Enciclopedia médica en español

martes, 31 de marzo de 2015

Cesar el dolor en ese área...

Hace unos días en un curso de Posgrado  a distancia nos presentaron una imagen que me abrió muchísimos interrogantes personales y respecto a mi práctica diaria como psicóloga perinatal.
En su First Kiss Mandala (Mandala del Primer Beso), Amy Swagman representa el primer beso de la díada mamá - bebé, después de una cesárea.
Imagino que no es casual la elección del mandala que, como símbolo espiritual sagrado, nos permite conectarnos a otros estratos de nosotros mismos.
Me interesa subrayar lo sagrado, lo profundo del mandala.
Esa imagen es bellísima y muy gráfica -al menos para mí- especialmente si nos ponemos a pensar en el pleno amor que transmite ese beso, después de los cortes en ese cuerpo de esa mamá.
Aparecen cortes que pueden pensarse como una interrupción más o menos abrupta a la ilusión de un parto vaginal, cortes vinculados a un cuerpo que en el mejor de los casos fue tratado respetuosamente, cortes que marcan un antes y un después en esa mamá y en esa díada. 
Pareciera ser que la cesárea aparece en la vida de muchas mujeres primeramente como una intervención. 
Intervención que pudo haber sido mediación frente a situaciones límite o imposición frente a situaciones en las que quizás, podrían haberse  considerado otras opciones.
Acto en algunos casos imprescindible, especialmente si hubo situaciones de extremo estrés de cualquiera de los dos integrantes de esta díada. En otros, totalmente evitable. 
Agradecimiento y alivio o enojo y frustración y una herida que queda y marca.
¿Cómo cesar el dolor allí? ¿Cómo integrar esa marca de la maternidad al esquema corporal y a esa nueva definición de mujer en el mundo? 
¿Cómo dejar que el corte, se transforme en sutura y desde ahí, cicatrice? Ese corte que a veces corta ilusiones y en otros momentos, une aún más fuerte a la vida.
Busqué sobre la palabra Cesárea y su etimología resulta algo confusa. Algunas fuentes la atribuyen a Julio César y sus antepasados, otros a Ley Cesárea "Lex Caesarea".
La sectio caesarea se formuló por la creencia de que así había nacido César, o, según los mejor informados, porque así habría nacido el primer antepasado suyo con ese apelativo.  La etimología popular  relacionaba Caesar con caedere 'cortar'. Lo cierto es que antiguamente la cesárea era un procedimiento para salvar la vida de los bebés que, de practicarse en madres vivas suponía su muerte. 
Quizás en esto último se apoya la frustración de esa mamá y de ese cuerpo ahora intervenido. 
Cesar es finalizar, culminar, terminar, interrumpir.
Señala un corte, una interrupción de un proceso que debiera haber seguido un curso que por algún razón, no continuó.  
Cesar también señala una marca que deja la puerta abierta para un nuevo comienzo, ahora de la mano de este nacimiento. Porque algo ha nacido. Una mamá, un bebé, una nueva relación, una familia.
Más allá de lo necesaria o no de cada intervención, algo nuevo ha sucedido.
Quizás sea momento de pensar en este mandala sagrado, profundo, espiritual como ese espacio de refugio, guarida interna en la que es necesario cobijarse un tiempo para sanar heridas y luego volver desde otro lugar con ese amor que  amalgama a la vida.
Lic. Carolina Sujoy
Coordinadora Comunidad Mamá Hamaca
comunidadmamahamaca@gmail.com

jueves, 19 de marzo de 2015

Puerperio... - Las puertas hacia un nuevo estado

El período inmediato tras el nacimiento de un hijo suele llamarse puerperio. Si vamos a su etimología encontramos que puerpera-ae es la  mujer que está de parto o bien  puer-i niño y parere, parir. 

Se trata entonces de esa mujer que está de parto. 

Que ha partido de un estado que le resultaba conocido, más o menos seguro y confortable en el cual se definía como mujer en el mundo, en el trabajo y en la relación con otros, para abrirse a un universo de posibilidades e incertidumbres que pueden provocarle emocionalmente, reacciones muy diversas.

Es necesario transitar y atravesar esta etapa,  para que esa mujer pueda abrirse a las puertas a un nuevo estado y un nuevo modo de definirse a sí misma.

Generalmente, uno encuentra en la consulta madres puérperas que se sienten desbordadas, poco contenidas, exigidas consigo y por los demás. Sean primerizas o con alguna antigüedad en este rol, es notorio que tras el esfuerzo que les han resultado los últimos meses del embarazo y el parto, necesitan de asistencia, contención y cuidados por parte de su núcleo más cercano. No contar con ellos, puede subsumirlas en el ocultamiento, una tristeza muy profunda y ello puede atraparlas.

Contar con contención, cuidados y compañía afecta el vínculo más inmediato de esta mamá puérpera con ese nuevo bebé y no contar con ello también.

Adicionalmente a todos estos cambios y al torbellino hormonal que la invade, su cuerpo se encuentra en transformación, metamorfosis y tiene un largo camino a recorrer para encontrar y habitar nuevamente un cuerpo que ahora presenta nuevas marcas: las de la maternidad.

Transitar todo este recorrido a veces no resulta tan sencillo como se esperaría y es necesario recurrir a grupos y tribus que se encuentren atravesando experiencias similares y que como manada, puedan oficiar de esa red de contención y soporte que amortigua esta etapa e impulsa para salir renovadas y con un aprendizaje.

Lic. Carolina Sujoy 
Coordinadora Comunidad Mamá Hamaca
comunidadmamahamaca@gmail.com

jueves, 5 de marzo de 2015

Cuando la ausencia del juego, pone en juego la crianza.

Amo viajar y conocer culturas distintas, rituales, significados, modismos y afortunadamente de tanto en tanto tengo la suerte de hacerlo.
Hace poco tiempo, tuve oportunidad de conocer un lugar en el mundo que aún conserva ritos antiguos. 
Se trata de un lugar donde hay "nanas" como las que aparecen en las películas, esas señoras gigantes, muy matronas que además de ayudar a la "Señora de la casa" se encargan de la crianza de los niños. Y sí, se encargan de criar a los niños.

Un lugar en el mundo que aunque no es gris y cuenta con paisajes naturales maravillosos... pareciera haber perdido una de las maravillas más sanas y naturales del mundo y las personas: la capacidad de juego.
Resulta curioso ver a los adultos con una seriedad suprema, una capacidad de distracción muy baja y una flexibilidad casi nula.
En ese mundo, los niños casi no se ven jugando y cuando salen, están apiñados en filita detrás de las "nanas". Serios, cabizbajos. 
No hay lugar ni margen para lo diferente. 
Lo que aparece como tal es señalado y dejado de lado.
Acaso no es eso una manera de hacer bullying?
Uno podría preguntarse... dónde quedó el juego (especialmente el creativo) en ese lugar? Dónde están los padres de esos niños? y posiblemente... no se encuentren respuestas,  o al menos no, las que estamos buscando.

Me resulta un poco extraño que esto suceda en el 2015, pero así es.
En esa oportunidad también me tocó participar de muchos eventos, que eran "sin niños" y si por "mala fortuna" aparecía alguno, como por arte de magia se sentía tan excluído que... o rompía en llanto o no paraba de desordenar los lugares que claramente no eran a prueba de niños. Eran lugares sombríos, serios  y tan estructurados que cualquier persona podía notar la ausencia de cualquier objeto de la escena. A qué niño le gustaría jugar en el castillo de la bruja de Blancanieves?

Frozen. La niñez quedó freezada allí.
Si pensamos que los niños, lo son para jugar y aprender a través del juego. Si entendemos que los bebés necesitan de su madre, del apego, del porteo, de estar cerquita del corazón y del cuerpo de la madre, de la lactancia, del contacto. Qué pasa entonces en esta sociedad de este lugar tan particular que me tocó conocer? Allí donde la crianza y el contacto piel con piel fue delegado por completo a un otro que también camina por las calles cabizbajo, con un uniforme que marca la diferencia entre el amo y el que va por detrás.

Me pregunto si estas señoras no saben que los niños copian todo de aquél que los cría.

Me llamó tanto la atención lo que viví en ese lugar, que necesité tomarme un tiempo para procesar la experiencia y escribirla.

Teoricé sobre el juego, la falta de él en un pueblo y cómo incide eso en la cultura. Demás está aclarar que pregunté sobre la existencia de doulas, matronas, psicólogas perinatales... y nada de eso existe. Nuevamente aparece aquí el "no hay lugar para lo diferente".

Dentro de mis cuestionamientos e interrogantes, me quedé pensando en como la ausencia del juego, pone en juego la crianza.

Lic. Carolina Sujoy 
Coordinadora Comunidad Mamá Hamaca
comunidadmamahamaca@gmail.com

lunes, 9 de febrero de 2015

Cobijo, sostén, protección... nuestra manera de cambiar el mundo es a través de la crianza con apego...


Al menos desde Mamá Hamaca, eso creemos.
El otro día me consultó una mamá que estaba muy preocupada porque había discutido con algunas amigas -también madres de bebés- que decían que lo mejor era dejar llorar a sus hijos gran parte de la noche, con tal de que durmiesen en sus habitaciones. En otra ocasión, estas mismas madres, habían cuestionado la lactancia de esta mamá diciéndole frases del estilo: "Tenés que aflojar con la teta, no te parece de que es hora de que la cortes?".

¿Cuántas veces uno debe escuchar estas frases no?  La mejor pregunta para el caso sería  ¿por qué hay que escucharla y por qué hay gente que se cree con derecho a opinar en voz alta sobre la díada mamá - bebé o la tríada mamá- papá - bebé.

Esta mamá practica colecho, sigue amamantando y cría a sus hijos de un modo que para muchas personas es novedoso, para otros maravilloso y para tantos otros, un método extraño que "seguramente dejará consecuencias en los niños".

Esta hostilidad, es sólo un pequeño fragmento de lo que escucho y leo a diario no sólo en las mamás de la  tribu que se animan a contar sus vivencias  sino en mi consultorio. Es parte de la posición cuasi soberbia que se observa y  que deja en evidencia que muchas personas han venido al mundo con un manual debajo del brazo sobre "Cómo ser padres".

Vamos a empezar desde el principio.
Crianza respetuosa implica de antemano el respeto.

El respeto por el amor, por lo distinto, por la individualidad, por lo propio, la diferenciación de lo propio y de lo ajeno, de la intimidad y lo que es público o compartido.

Respeto implica consideración, cortesía... ¿qué es lo que hay de malo en criar a nuestros niños de este modo?

Dormir juntos, colechar, portear, alzar a upa, tenerlo en brazos, llevarlo cerca del corazón...entendemos que estos términos tienen que ver con criar respetuosamente a nuestros hijos. Creemos que este modo cobija, sostiene, fomenta la independencia, nos empodera como padres y a ellos como nuestros hijos porque subyace una confianza plena basada en el amor.
¿Qué significa colechar? ¿Por qué se hace? 
Y porqué no? Cada tríada es mágica, única y está dotada de una espiritualidad y una fuerza que la motoriza e impulsa. ¿Por qué el afuera trata de inmiscuirse en lo íntimo de esta tríada?
Recientemente Carlos González pediatra español y uno de los mayores defensores de la crianza respetuosa, crianza con apego respondió una encuesta en la Revista Ohlalá diciendo lo siguiente:
¿Por qué los chicos no quieren dormir solos? ¿Cómo les enseñamos a dormir solos, a qué edad?
- Los niños pequeños no quieren dormir solos porque necesitan dormir con sus padres. Está en su naturaleza. Y da lástima ver a tantas familias sufriendo por querer enfrentarse a esta realidad de la vida, despertándose seis veces cada noche porque el niño llora en otra habitación, porque no se atreven a meterse al niño en la cama con ellos (se despertaría igual, pero se volvería a dormir rápidamente al ver que sus padres están ahí, lloraría menos y todos dormirían más).
No hace falta enseñar a los niños a dormir solos. Lo harán al llegar a la edad adecuada. Si tenemos muchas ganas de que duerman solos, tal vez después de los tres años consigamos convencerlos (depende del niño). Pero aunque no hagamos nada, es probable que los adolescentes se nieguen a dormir con sus padres, incluso con sus hermanos. Es un breve periodo en su vida, pues la mayoría de la gente, durante la mayor parte de la vida, no duerme sola, sino con la persona amada. Si hubiera que enseñarles algo, si hubiera que prepararlos para el futuro, sería eso lo que habría que enseñarles: a dormir como suelen dormir los adultos. Nos dirían "no le dejes dormir solo en su habitación, porque si se acostumbra luego no sabrá dormir acompañado y no se podrá casar". ¿A que es ridículo? Pues igual de ridículo es "no te lo metas en la cama, porque si se acostumbra, luego no dormirá solo". Los niños cambian con el tiempo y se adaptan a cada fase de su vida.
Quizás -siguiendo las palabras de Carlos González - sea interesante preguntarnos ¿Por qué -entonces- les exigimos a nuestros hijos algo que nosotros no solemos hacer frecuentemente o no elegiríamos para nosotros? ¿Por qué exigimos tempranamente algo que al resto de las especies les lleva un tiempo madurativo y evolutivo lograr? y desde ahí, desde lo más profundo de nuestras entrañas, quizás sea interesante animarnos a bucear nuestras respuestas, las de nuestra tríada...
Lic. Carolina Sujoy 
Coordinadora Comunidad Mamá Hamaca
comunidadmamahamaca@gmail.com

viernes, 16 de enero de 2015

Reflexión de Fin de Semana

A veces estamos esperando una situación que "causalmente" nunca llega.
Algo que nos defina el rumbo, que reorganice alguna cuestión, que nos devuelva cierto orden, que nos motive, nos motorice... quizás estamos pasivamente esperando demasiado el "momento ideal"... y ese ideal, nunca llegue.

Tal vez sea cuestión de entender, que el momento es ahora.¿No?


lunes, 5 de enero de 2015

Imprinting - Somos mamíferos

Desde hace tiempo que tengo ganas de escribir sobre un fenómeno que se da en el reino animal y que se llama "imprinting". Imprinting tiene que ver con una impronta genética pero también con una impronta psíquica y conductual.
En muchas películas cuando se habla de imprinting, se muestra una sucesión rápida de imágenes que permite a un ser aprender y aprehender sobre otro.
Pareciera del orden de lo intuitivo, de algo que puede ser poco explicable con palabras.
A través del imprinting, o de la impronta de un ser a otro pareciera darse un proceso rapidísimo de aprendizaje.
En muchas situaciones este proceso ha sido retratado, pintado y fotografiado como una imagen reflejada en la pupila de otro.

Verse reflejado en la pupila del otro.
Me pregunto si es así como se están imprimiendo valores, conductas, ideas, sensaciones, sentimientos, sin mediación de la palabra con cada uno de nuestros hijos en el momento tan íntimo del encuentro de la lactancia.

La próxima vez, cuando estén amamantando, tomense cinco minutos para mirar qué sucede en la pupila de sus hijos/as. ¿Qué reflejo ven? Preguntenle a una madre que da una mamadera y seguramente en la pupila de su hijo/a verá lo mismo que aquella que amamanta.

El imprinting entonces se transforma en ese amor a primera vista desde el cual todo pareciera hacerse posible.